Ayer en la noche conocí un mundo paralelo al que estaba acostumbrada a ver y vivir, ese mundo terrible de olor a sangre, mierda y pobreza. Personas que injustamente viven en condiciones infrahumanas, personas que no tienen oportunidad de recibir ayuda para calmar su tragedia, personas que no tienen valor en este mundo de oferta y demanda.
Una protesta más de las que hacen en mi país por el derecho de la educación. Notablemente, los recursos destinados a esta necesidad fundamental para el desarrollo de las naciones, cada vez son más recortados en Colombia. Por esto se ve lo que aparece en esta imagen